Todos conocemos la agradable sensación de recorrer un espacio de trabajo que tiene la “vibra” justa. Uno se siente más positivo y reconfortado; la gente interactúa y se ve más relajada. Este ambiente tan inspirador se puede conseguir de muchas formas: tal vez con música de fondo o aromas agradables perfumando el lugar. Pero aquí nos detendremos en dos factores fundamentales: los colores y las texturas.
Es muy importante entender cómo se puede crear un ambiente de trabajo en el que las personas se puedan sentir siempre productivas, motivadas y energizadas. Podés empezar por hacerte algunas preguntas: ¿en qué ambiente se sumergen los trabajadores y clientes cuando visitan tu empresa? ¿Se puede garantizar que el espacio de trabajo tendrá todo el tiempo la mejor energía?
Vayamos por partes. El uso de texturas y colores puede hacer una enorme diferencia en la atmósfera de una oficina.
El color es un estímulo visual con efectos subconscientes en nuestros cerebros y en la forma en la que desarrollamos tareas. Por lo tanto, integrar con cuidado los colores adecuados en el diseño del ambiente laboral no sólo alienta a los colaboradores, sino que también eleva sus espíritus. Colores brillantes como los rojos o naranjas ayudan a incorporar dinamismo en la oficina y a aumentar el nivel de energía del equipo. Por su parte, tonos más fríos, como los azules y verdes, tienden a un espacio de trabajo más relajado. Finalmente, se considera al color amarillo como un tono optimista, que puede estimular la creatividad.
Ahora bien, los colores por sí solos no bastan. Deben estar en armonía con las texturas, un concepto que usualmente se pasa por alto. Por ejemplo: la forma en la que una pared y el suelo se encuentran impacta en la forma en la que los trabajadores sienten la habitación, tanto o más que la forma en la que se ven esos mismos elementos. Recordemos que, con las texturas, aún cuando no estés físicamente tocando una superficie, igual podés imaginar fácilmente cómo se siente la superficie de un determinado objeto.
Para maximizar el efecto de las texturas, se puede jugar con ellas en un ambiente monocromático. Por caso, usar texturas contrastantes te permite darle vida al ambiente y crear un espacio de trabajo armonioso. En tanto, en oficinas multicolores, la textura es una excelente manera de distinguir con claridad entre habitaciones o estaciones de trabajo.
En este punto es importante destacar que la textura puede crear profundidad visual. Es un error común asociar las texturas únicamente al sentido del tacto, pero en el diseño de oficinas moderno aquéllas también se refieren a cómo cada persona percibe el sentido del tacto. Por ejemplo, si buscás una oficina pulida y de aspecto moderno, debés optar por texturas suaves como el mármol o el vidrio. Por otro lado, si necesitás un ambiente más acogedor, o un toque terreno en tus interiores, la madera y otras texturas naturales y rústicas son la mejor alternativa.
Lo anterior no debe hacernos caer en la equivocación del exceso. Por el contrario, como todo otro elemento del diseño de oficinas, el secreto es usar las texturas con moderación. Nuestra sugerencia es combinar dos, o como mucho tres, tipos de texturas. Y si a las texturas las combinamos con el color, el efecto positivo se multiplica.
Desde Hause Möbel, con nuestra experiencia en el diseño de oficinas, podemos asegurar que texturas y colores son primordiales para lograr ese ambiente de trabajo anhelado, con la “vibra” adecuada. Hacia ese objetivo se dirigen nuestros productos y todo el bagaje de asesoría que la empresa brinda a los clientes. La gente se siente atraída hacia un delicado balance entre la calma y la energía, por lo que parecería que el equilibrio entre ambas se produce por sí mismo. Pero, en realidad, hay más de ciencia en este tema de lo que muchos creen. De allí la importancia de contar con la experiencia y asesoramiento de Hause Möbel.